Hola blogueros, ya véis que ultimamente me ha salido la vena alpinista. Edurne Pasaban ya ha alcanzado los 14 ochomiles, emocionante. Sigo no obstante sorprendido cuando leo a gente que no respeta este deporte, haciendo comentarios gratuitos en nuestros medios de comunicación. Que haya alcanzado o dejado de alcanzar los 14 ochomiles quizá sea lo de menos, pero el hecho de subir uno solo de estos gigantes, ya es un hito. Una pena la gente que se dedica a criticar a los montañeros.
Creo que en la historia del alpinismo hay varios tipos de montañeros y que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar. Pero negar el mérito de subir a estas cimas me parece una desfachatez.
El ejemplo del gran montañero es el ya fallecido Iñaki Ochoa de Olza al que 14 montañeros de élite y otros tantos sherpas amigos suyos, por voluntad propia, lo intentaron salvar de las garras del Annapurna. Gente como él y como Horia Colibasnau dan el buen nobre a este noble deporte. Que haya otros que lo ensucien, que haya gente que quiera ignorar lo hermoso de este deporte en cualquiera de sus cotas... allá ellos, pero señores no tiren piedras a la gente porque luego esas piedras, vuelven. Es mejor no juzgar para no ser juzgado. Fijense si son valientes que todos comentan como anónimos, cobardes.
No conozco a Edurne ni sé cuáles son sus intenciones para con los retos que se plantea "éxito, gloria" si es así, subir a una cima es una vanagloria, porque al bajar te critican y además no importa demasiado lo que subas. Hoy leía en un medio de comunicación español "¿a quien coj***nes le importa que haya subido 14 o 500?". A parte de mal hablado, creo que demuestra el poco reconocimiento que estas cosas tienen en nuestra sociedad.¡Poca o ninguna!
Tiendo a pensar que esta gente sube por algo más, ¿o no? Como en botica, habrá de todo pero, ¿tú que piensas? Dependiendo de como se afronte el reto es verdaderamente reprobable, pero también puede convertirse en algo profundamente admirable.
Desde aquí les recomiendo que vean el informe robinson sobre el rescate fallido de Ochoa de Olza, para que así quizá puedan entender un poco mejor que en muchos casos no se trata tanto de sponsors como de un espíritu romántico que aún late en algunos de esos ochomilistas y en la mayoría de montañeros de medio pelo que andamos por senderos más fáciles.
