martes, 20 de septiembre de 2011

HOLLADA LA CIMA MÁS ALTA DEL PIRINEO, EL ANETO

Javier Marrodan en la cresta de los Portillones: Alvaro Bonet
El Aneto ya está en la lista de mis tresmiles, y es una ocasión para celebrar porque no es un pico cualquiera, es el pico más alto del Pirineo. La cima está al amparo de la patrona de la Hispanidad, pues en su cima se encuentra, a tamaño real, una Virgen del Pilar con la columna y una enorme cruz.
El equipo estaba formado por Josean Pérez, Javier Marrodan y yo mismo que os escribo.
La tarde anterior ascendimos al refugio de la Renclusa, un lugar muy agradable donde se te atiende con gran empeño y es que los guardas son gente muy cordial.
Llegamos al atardecer y nos dio tiempo entre otras cosas a acercarnos a la Ermita rupícola de la Virgen de las Nieves, donde eché algunos rezos por las Blancas de mi familia, que celebran su santo el día el 5 de Agosto; día de la advocación de la Virgen Blanca, como también se la conoce.
Después cenamos y en abundancia: crema de verduras, ensalada y guiso de Cordero con robellones, que los guardeses habían cogido ese mismo día.
Después de ello dormimos unas horicas. A la mañana siguiente nos levantamos a las 5:20.
La ascensión no es difícil, y de hecho se realiza en gran parte con las últimas luces de la luna y las primeras del día. No me hizo falta frontal, se veía bien con la luz de la luna, y menos mal, porque no lo llevaba.
Las Maladetas y su antaño temido glaciar
El glaciar y el paso de Mahoma añaden a la ascensión un toque de emoción, pues desde que partes del refugio de La Renclusa no dejas de pensar el ellos. Lo curioso, es que como apuntaba Josean, todo el mundo parece haberse convertido al Islam... y es que todos iban hablando del gran profeta...
Leyenda con la evolución glaciar
Ver amanecer desde las laderas de la montaña más alta del Pirineo es algo emocionante.El cielo se fue arrebolando hasta que el gran disco al que llamamos sol hizo acto de presencia. Llevabamos ya 600 metros de desnivel para ese momento y nos acercábamos hacia el Portillón superior que antaño daba acceso al glaciar. Hoy queda un poco lejos.
Si, los glaciares siguen decreciendo el el Pirineo y en el más extenso se nota mucho.
Bajando del Portillón te metes en un paisaje lunar, las rocas han dejado hace tan poco el hielo que ni siquiera los líquenes  han llegado a posarse sobre ellas, resulta desolador, pero uno se entretiene saltando entre los enormes bloques de granito que forman las antiguas morrenas glaciares.
Sorprende el tamaño de los bloques, ¡Y pensar que un día el hielo los arranco con fuerza de su pared original y los arrastró hasta donde hoy los vemos! ¡Resulta increíble! ¡Tal es la fuerza de un glaciar! Aunque este poco me recuerda a los que en otras ocasiones he visto en los Alpes. Me daba la sensación de estar visitando a un anciano que se está despidiendo.
El Aneto, el gigante del Pirineo
El glaciar, que antaño fue una rugiente bestia, aunque duro cual piedra por la helada, se dejaba atravesar si problemas.
También durante el camino vimos el glaciar de la Maladeta; aquél que en 1824 acabó con la vida del gran guía Pierre Turrau, un gran experto en esta montaña. Su muerte, que causó una gran conmoción, reforzó la idea de que aquellas montañas estaban verdaderamente malditas "Maladetas".
El 1931, sus tataranietos recogieron el cadaver del gran montañero, cuando el glaciar lo devolvió. Lo más sorprendente es que su antecesor resultó ser de aspecto mucho más joven que ellos. El hielo lo había conservado intacto.
Hacia las diez de la mañana abandonábamos el glaciar para hacer el último repecho que nos enfrentaría ya con el famoso paso de Mahoma. Me pregunto si cuando Ramond subió por estos lares a la Maladeta y dijo aquello de "Je suis arrivé sur le Sômet o presque" no sería que al llegar a un paso parecido y se plantó ahí mismo, creyendo estar en la cima. Dicen los historiadores que desde ella vió una cima que atisbó más alta que el Perdido pero no se confirmaría hasta que Parrot lo ascendió. El Aneto está ciertamente a unos cincuenta pasos de la precima sólo separada por el puente ciego de piedra. ¿Cómo se sentiría el primero en pasarlo?
Sea como fuera hoy al escribir estas letras quiero rendirle una vez más homenaje a los considerados padres del Pirineismo.
Javier Marrodan y yo en el famoso paso de Mahoma
El paso de Mahoma... cómo hablar del famoso paso. Si os digo que no impresiona, os miento. Si os digo que es muy dificil, también. Ciertamente es un paso muy expuesto y desde luego a nadie le hace ilusión quedarse ahí quieto mucho rato. Pero lo cierto es que tiene muy buenas presas en todo momento y aunque ves a un lado la caída hasta el glaciar y al otro hasta un ibón unos 800 metros más abajo, no es difícil de pasar.
Javier Marrodan junto a la duna glaciar del Aneto
Un maño, su patrona y su orgullo (y Javier Marrodán)
Después de ello llegó la cima, estrechar manos, abrazos, por fin estábamos en lo más alto del Pirineo. Para creértelo abrazas la cruz de la cima, tocas la imagen de la Virgen del Pilar, que tenía doblada la nariz; y por último te sientas a disfrutar del paisaje. Casi me pellizco para creérmelo
Por otro lado, lo cierto es que el Aneto es una cima terrible para practicar el "ego" y la "Vánitas", vamos, que hay cobertura arriba y puedes hablar por teléfono, escribir mensajes... La verdad que no sé si puedes usar el Twitter y el What's up porque yo tengo un móvil arcaico y de momento así voy a seguir.
Poco después ya bajamos de la cima y nos acercamos hasta la duna del glaciar. Es uno de los lugares más conocidos, habréis visto miles de fotos en internet. Te encuentras en un desierto de hielo. ¿Y no hay vida ahí? pues sí, y no me refiero a los montañeros que están y luego se van, sino a un alga que conocí gracias a mis amigos biólogos, este verano en los Alpes. Si, en Pirineos también hay Chamydomonas nivalis. Nieve rosácea debido a un alga unicelular que vive en grandes comunidades sobre las nieves perpetuas de los glaciares. Lo de que se junten yo creo que es para darse calor mutuamente... (jejeje).
El descenso, fue largo, tedioso salvo por la conversación, cuando subes de noche, vas tan pendiente de no tropezar que se te hace hasta corto, pero la vuelta, en la que ya estás pensando en que tienes que volver a casa, el camino se alarga más que la sombra del ciprés.
Por cierto, que no tropecé cuando no veía nada, pero a la bajada me marque las piernas, heridas y moratón en ambas.



La cima del Aneto



La señal de la cruz en la cima "Signum crucis"
Así ha sido la ascensión al Aneto y cumplo así algo que tenía pendiente en mi lista de "agravios", ahora faltan otras como Vignemal, Balaitus (que ya lo he intentado dos veces) el Midi d'Ossau o el Collarada (que solo de pensar en subirlo, ya me entra la sed)
Los azafranes  y el fin del verano








Con esta cima del Aneto cerramos la temporada de verano y es que como ya sabéis el falso azafrán, marca con su floración que este esta llegando a su fin. Hasta la próxima.

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